Sentir la mente, pensar el cuerpo:

Una mirada al cuerpo y la danza desde la comunicación


Letras
Cali  2018

"No tenemos cuerpo..somos cuerpo desde que empezamos a ser"

Álvaro Restrepo

¿Instrumento, mecanismo o mediación? El cuerpo ha sido objeto de estudio de diferentes disciplinas que han tratado de abordarlo y develar su sentido, algunas veces para entenderlo, otras tantas para excusarlo y pocas para escucharlo. ¿Cómo abordar el problema del cuerpo desde la comunicación sin caer en los lugares comunes de la expresividad o el querer decir a través la gestualidad? ¿Y cómo ligar estos elementos (cuerpo y comunicación) con otro campo no menos problemático como el de la danza? De eso precisamente se trata esta aventura, un encuentro de saberes a partir de reflexiones que desde la academia y la danza logran bordear la dimensión integradora y por ende comunicativa del individuo desde su cuerpo individual y colectivo.

Para empezar, hablar del cuerpo nos obliga inexorablemente a hablar de educación y no precisamente desde una pedagogía por descubrirlo, cuidarlo y entenderlo sino; desde el modelo occidental tradicional que ha privilegiado el dualismo griego, enfrentando la mente y el cuerpo, la razón y la sensación.  En esta dicotomía clásica el cuerpo se concibe como un accidente que permite la manifestación del ser a través de su expresión mental e intelectual. Así, el cuerpo se piensa como " como carcasa o escafandra, o en el algunos casos extremos "objeto" (cuya lógica de existencia está basada en una cuasalidad mecánica ciega, comúnmente asociada a las metáforas modernas del motor o el reloj e inclusive del resorte, pero a partir de mecanismo físico-bio-químicos)"[1]

 

El reconocimiento y aceptación social frente a los oficios del cuerpo dan cuenta de esta situación. Actores, bailarines, acróbatas y demás profesionales dedicados a explorar y trabajar con su cuerpo, sufren una especie de clasificación que los ubica por debajo de profesionales con una orientación intelectual. Cabe anotar que esta valoración del cuerpo también se situó en el campo del arte, cuando en la antigüedad y posteriormente en la Edad media  las artes se dividieron en dos grandes categorías: las artes liberales con un origen intelectual (gramática, retórica, aritmética y geometría); y las artes vulgares o mecánicas con un origen manual como la arquitectura, escultura, pintura o artesanía. Según Tatarkiewicz, "estas dos clases de artes no se encontraban separadas simplemente, sino que se valoraban de forma bastante diferente: se pensaba que las artes liberales eran infinitamente superiores a las comunes, las artes mecánicas. Tampoco se creía, según ese aspecto que todas las "bellas artes" eran liberales: el arte del escultor, que exigía un esfuerzo físico, era para los antiguos un arte vulgar, como podía serlo igualmente la pintura."[2]

 

En este contexto, la “educación física”  ha permanecido en el campo lúdico y funcional, como un instrumento para el ocio y como soporte para el adecuado funcionamiento de la mente y sus procesos cognitivos.  Su importancia es secundaria y sirve en tanto permita el desarrollo de las actividades de la mente, lo cual es ejemplificado Álvaro Restrepo, fundador y director del Colegio del Cuerpo en Cartagena de Indias, quien como conferencista invitado al evento creacción, miradas múltiples, realizado por la Facultad de Ciencias Humanas, Arte y Diseño, de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, menciona de sus primeros años escolares que “quien fuera torpe con la mente para las matemáticas y torpe con el cuerpo para el fútbol, estaba condenado a la extinción o a la condición de minusválido[3]

 

 

El cuerpo se convierte entonces en un territorio inexplorado, clandestino y en ocasiones satanizado por estructuras sociales que lo ocultan o minimizan. La mente sobre el cuerpo, el pensar sobre el sentir, la palabra y la acción como dos universos irreconciliables. La reflexión acerca del cuerpo en espacios académicos estuvo reservada durante largo tiempo a la estética, abordando su estudio desde la dimensión expresiva y por ende desde el lugar común de lo no-verbal, del decir sin ser, como complemento del proceso comunicativo escindido de la integralidad del individuo.

 

Y es que el abordaje del cuerpo desde la comunicación debe ir más allá de la expresividad o del querer decir. Más allá de la entidad que dota de materia al individuo en el mundo, se concibe como el vehículo que permite la escenificación de la cultura, una forma de poder en el que se tejen discursos y construcciones simbólicas en el escenario abierto y cambiante de la comunicación. Acercar el cuerpo a este campo es entenderlo como un tejido de significaciones expresadas en el hacer y la acción,  “una estructura simbólica que se elabora en las experiencias con las estructuras sociales, con los acervos culturales y en los dramas cotidianos; es el territorio en el que el contexto se da cita para introducirlo en su juego de interacciones, de poderes y hacerlo suyo[4]

 

En los procesos de comunicación se ponen en juego múltiples significados en el seno de dinámicas sociales y culturales,  se trata del estudio “de los procesos de producción, intercambio y negociación de significados en el seno de la vida social, lo cual implica que la sociedad, como tejido y como red de relaciones, en su base, sus estructuras y sus dinámicas, se sustenta en esos intercambios comunicativos que son significativos dentro de contextos culturales específicos"[5]

 

En concordancia con lo anterior, el cuerpo se entiende como una práctica de comunicación que es definida y a la vez define las matrices culturales de su escenario discursivo.  El cuerpo habla de género, identidad, pertenencia social y cultural; el cuerpo es y deja ser en la medida que permite la relación con los múltiples actores que lo rodean y transforman, “tal percepción sólo es posible a través de mi cuerpo como corporeidad (modo de ser en el mundo, centro de relaciones de mi existencia con el mundo y los otros)..esta situación afecta a todo el yo y posibilita la apertura y la comunicación, lo mismo en el plano subjetivo (persona) que en la relación con las personas (objeto). El cuerpo es así vehículo de comunicación con el prójimo, una comunicación intersubjetiva, que expresa nuestra existencia y, al expresarla, se nos muestra como nudo de significaciones[6]

 

El cuerpo como instrumento de poder, se erige como espacio de debate y combate, de dominación y legitimación, no sólo del individuo y sus subjetividades sino de las estructuras sociales y construcciones culturales que representa. Así como lo menciona Álvaro Restrepo "no tenemos un cuerpo, somos un cuerpo por eso hablamos del cuerpo individual y del cuerpo colectivo"[7] el cual  se construye socialmente a través de prácticas y discursos específicos, por medio de la acción y el hacer. De esta manera, como lo plantea Elena Espeitx,  “La imagen corporal se construye siempre -o casi siempre- en función de toda una seria de clasificaciones expresivas sobre lo que cada individuo debe ser,  que lugar ocupa en la sociedad y que roles se le atribuye, el estatus y el grado de poder serán factores clave en la manipulación del cuerpo físico para convertirlo en cuerpo social"[8]

Son los individuos quienes establecen las cualidades de su cuerpo en un interacción con otros, en el proceso de construcción social su corporeidad configurando una dimensión del ser, ya no como entidad dicotómica, sino como una unidad que se piensa y relaciona en función de su historia y saberes adquiridos, a través del hacer y la puesta en acción, abarcando las prácticas corporales como prácticas históricas, en las que se evidencian estructuras de poder que hablan de un contexto social determinado.

 

En el marco del I Festival Universitario "Gente que danza” organizado por la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, el maestro costarricense Rogelio López, investigador coreógrafo y ganador del premio Magón, máximo galardón otorgado en Costa Rica a un artista por su labor, mencionaba como el cuerpo a través del movimiento estaba ligado a la vida, cuando el feto aún se encuentra en el vientre de la madre, es el movimiento el que permite su salida y paso definidito a la vida, y el que a su vez lo separa de lo que antes era un sólo cuerpo para darle inicio su propia existencia. Esta figura además de una bella metáfora nos da uno de los indicios claves para entender el cuerpo como discurso a través del movimiento, a través del gesto que lo transforma.  Así, “el cuerpo se construye y esa construcción remite –entre otras cosas– a un uso, que en el caso de la danza es performático y discursivo.”[9]

 

Cabe anotar que en este contexto, el concepto de danza no se aborda desde el campo de la estética como producción artística, sino desde una dimensión social entendiéndola como un evento de participación humana, de interacción social en la cual se ponen en juego múltiples significados y sentidos, en un proceso de doble vía en el que el actor construye y es intervenido por el especio que habita. Abordar la relación cuerpo-comunicación desde la danza como práctica discursiva y generadora de sentido, es abandonar el enfoque tradicional y limitado por la  kinesia y proxemia, para ampliar el escenario y tratar de comprender sus cambios y relaciones con las estructuras sociales que lo atraviesan.  De acuerdo con Maria Carolina Escudero “no interpretamos lo que nos dice el cuerpo, sino lo que nos ex –pone de otra relación, la del sujeto con el discurso y con el lenguaje–. Ésta es la idea fuerte encerrada en la frase: el cuerpo se construye: interviene.”[10]

 

La danza y sus múltiples manifestaciones reflejan las estructuras políticas, sociales y culturales que la determinan,  así como la construcción de las identidades individuales y colectivas de quienes la practican. La rigidez y verticalidad de la danza clásica (ballet) se contrapone con la horizontalidad y cadencia de las danzas latinoamericanas, así como en el folclor se evidencian rastros latentes que hablan, o mejor, bailan al ritmo de mestizaje, encuentros y transformaciones.

 

A través de la danza se cuentan historias a la vez que se tejen lazos con hilos de memoria, género y clase. En Colombia las reflexiones del cuerpo en la danza han venido cobrando una importancia cada vez mayor, desde diferentes ámbitos y regiones del país, no sólo por los trabajos de gestores culturales, académicos e iniciativas independientes, sino también por la articulación con políticas públicas que ponen en evidencia la relevancia que desde el Estado se le ha atribuido al cuerpo y sus prácticas como parte indispensable del desarrollo nacional.

Gracias a los diálogos regionales  puestos en marcha en diferentes regiones del país con el objetivo de establecer un estado del arte del sector de la danza en el país, se definieron lineamientos en el área de la formación, creación, información/difusión, investigación, circulación, apropiación e infraestructura para el desarrollo de prácticas asociadas al desarrollo de la danza.  Así, “el Plan Nacional de Danza propone un marco conceptual para entender el lugar del cuerpo en la contemporaneidad, sus abordajes, los lugares desde los que se piensa. El interés de partir del cuerpo se sustenta en que la danza es quizás el lugar en donde, de manera más clara, el cuerpo se hace potencia creadora, expresiva, en donde es la obra misma[11]

 

Estos lineamientos manifiestan una nueva visión del cuerpo, ya no como excusa o instrumento relegado a los designios de la mente, sino como entidad que permite el ser y el estar en un espacio-tiempo definido, permitiendo la puesta en común de saberes, identidades, reivindicaciones, ausencias y exigencias sociales. Tomar el cuerpo como campo de estudio es tener la posibilidad de mover el plano para mirar desde diferentes ángulos otros relatos y formas de ser, por eso hasta aquí tan sólo se han dado unos cortos pasos para insinuar un enfoque que puede ser de interés para quienes tratamos de entender nuestro cuerpo por medio de la danza en un ejercicio constante de comunicación.

 

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

 

ARBOLEDA, Rubiela. El cuerpo ¿medio o mediación? Reflexiones sobre el cuerpo en el campo de la comunicación. Revista Educación Física y Deporte. Vol. 25, Nº. 1, 2006, págs. 51-66

 

ESCUDERO, Maria Carolina. Consideraciones epistemológico‐conceptuales para el estudio del cuerpo en la danza. Revista latinoamericana de metodología de las ciencias sociales. Vol 2, n°1, 2012.

 

ESPEITX, Elena. Cuerpo físico, cuerpo social: usos y discursos. En Cuerpos que hablan Géneros, identidades y representaciones sociales. Ediciones de Intervención Cultural

 

Lineamientos del Plan Nacional de Danza. Para un país que baile 2010-2020. Ministerio de Cultura, Colombia, 210.

 

PEREIRA, José Miguel. Comunicación-Sociedad: Problemáticas y desafíos. En: Signo y pensamiento. Vol. 16, Nº 31. (1997); p. 27.

 

RESTREPO, Álvaro. Arqueología (Poética) de un cuerpo. Revista La Tadeo N° 77.  Universidad Jorge Tadeo Lozano. ISSN: 0120-5250

 

___________, Álvaro. Educación para el estrato talento. TEDX Medellín. Video disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=v-8Cm7L-iV8

 

SÁNCHEZ, Tomás. ¿Cómo y con quién hablan los cuerpos? Cuerpos en acción desde un punto de vista co-constructivista. En Cuerpos que hablan Géneros, identidades y representaciones sociales. Capítulo 10. Ediciones de Intervención Cultural, Madrid, 2008.

 

TATARKIEWICZ, Wladyslaw (2001). Historia de seis ideas. Tecnos, Madrid.  P. 40

 

 

[1] SÁNCHEZ, Tomás. ¿Cómo y con quién hablan los cuerpos? Cuerpos en acción desde un punto de vista co-constructivista. En Cuerpos que hablan Géneros, identidades y representaciones sociales. Capítulo 10. Ediciones de Intervención Cultural, Madrid, 2008.

[2] TATARKIEWICZ, Wladyslaw (2001). Historia de seis ideas. Tecnos, Madrid.  P. 40

[3] RESTREPO, Álvaro. Arqueología (Poética) de un cuerpo. Revista La Tadeo N° 77.  Universidad Jorge Tadeo Lozano. ISSN: 0120-5250

 

[4] ARBOLEDA, Rubiela. El cuerpo ¿medio o mediación? Reflexiones sobre el cuerpo en el campo de la comunicación. Revista Educación Física y Deporte. Vol. 25, Nº. 1, 2006, págs. 51-66

[5] PEREIRA, José Miguel. Comunicación-Sociedad: Problemáticas y desafíos. En: Signo y pensamiento. Vol. 16, Nº 31. (1997); p. 27.

[6] ARBOLEDA, Íbid.

[7] RESTREPO, Álvaro. Educación para el estrato talento. TEDX Medellín. Video disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=v-8Cm7L-iV8

[8] ESPEITX, Elena. Cuerpo físico, cuerpo social: usos y discursos. En Cuerpos que hablan Géneros, identidades y representaciones sociales. Ediciones de Intervención Cultural

[9] ESCUDERO, Maria Carolina. Consideraciones epistemológico‐conceptuales para el estudio del

cuerpo en la danza. Revista latinoamericana de metodología de las ciencias sociales. Vol 2, n°1, 2012.

[10] Íbid. 

[11] Lineamientos del Plan Nacional de Danza. Para un país que baile 2010-2020. Ministerio de Cultura, Colombia, 210.